En el Bicentenario de la Independencia, el reto de los mexicanos es enfrentar las necesidades sociales
El Poder Judicial del Estado, la Conatrib y el CICCUM inauguraron la exposición MÉXICO a través de su Independencia, Revolución. Banderas y Símbolos, este lunes 20 de septiembre
Hermosillo, Son., 21 de Septiembre de 2010
El Poder Judicial del Estado, la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia (Conatrib) y el Centro de Investigaciones Cívico Culturales de México A.C. (CICCUM) inauguraron ayer la exposición MÉXICO a través de su Independencia, Revolución. Banderas y Símbolos.
Esta exposición conmemorativa del CC Aniversario de la Independencia de México fue inaugurada a las seis y media de la tarde de este lunes 20 de septiembre del año en curso en el Centro Cultural Musas, de esta capital, por el presidente del Supremo Tribunal de Justicia Mgdo. Max Gutiérrez Cohen; el director del CICCUM, Lic. Álvaro Ibáñez Doria, el Procurador de Justicia, Lic. Abel Murrieta Gutiérrez, entre otros invitados al evento.
La exposición estará abierta al público en general del 21 al 25 de este bicentenario Mes de la Patria y, a partir del martes 21 de septiembre, se inició la participación de estudiantes de diversas escuelas de Hermosillo en los recorridos guiados por la citada exposición.
Durante la inauguración de la exposición, el presidente del Supremo Tribunal de Justicia dirigió las siguientes palabras:
Las celebraciones con motivo del Bicentenario de la Independencia de México y del Centenario del inicio de la Revolución que realizamos este 2010, nos hacen recordar una historia que trasciende más allá de las fronteras y nos ofrecen un espacio para la reflexión sobre lo que hemos sido y lo que podemos llegar a ser.
Esta es una época que debemos aprovechar para reafirmar nuestro sentido de pertenencia a México y revalorar no sólo los derechos que tenemos, sino lo más importante que es la libertad y la independencia, y los deberes que tenemos que cumplir para fortalecerlas.
México a través de su historia, ha crecido en lo económico y en lo social, en infraestructura para el desarrollo y en las bases necesarias para la educación y la salud pública; sin embargo, son palpables los graves problemas de pobreza y de rezagos que subsisten, por lo que ya no son tiempos de concebir la libertad, como la garantía y el espacio para pretender ser merecedores en lo individual de la gama más amplia de los derechos posibles.
La situación de la sociedad en México, con las diversas modalidades que se presentan en cada uno de los Estados, nos debe ubicar en el entendimiento cabal de lo que ha estado sucediendo, de los problemas y retos fundamentales del país entero, para aceptar con convicción que la libertad implica ahora, como condición para defenderla y ensancharla, que vivamos día a día con un compromiso real, no simulado ni ficticio, para aportar cada quien lo mejor de sí mismo, en la realización de lo que nos corresponde.
En el hogar, en la escuela, en el trabajo y en las instituciones ya no hay tiempo que perder. En la medida en que nos apliquemos en nuestra labor con el máximo de interés, de tiempo y de responsabilidad, podremos sentir que no le damos la espalda a nuestro país, sino que actuamos para salir adelante, ante la grave situación que se presenta en aspectos torales de la vida en sociedad.
Es tiempo de concentrar esfuerzos y reconocernos en la unidad, y por ello, esta tarde hemos querido contribuir celebrando las épocas más relevantes de la historia de México, como son la independencia y la revolución, mediante la exposición "México a través de su Independencia, Revolución, Banderas y Símbolos", que se realiza gracias a la colaboración del Instituto Mexicano de Investigaciones Cívico Culturales y a la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia.
Reconocer los símbolos de México en la historia de sus banderas, hasta llegar a la actual, conlleva la intención de tener presente, como reza el Juramento a la Bandera, que es el legado de nuestros héroes, y al decir que es símbolo de la unidad de nuestros padres y de nuestros hermanos, pensamos que no es sólo para evocar el pasado, sino para entender también que es nuestra nación la que debemos cultivar para que prevalezca en ella la unidad de los mexicanos.
En el Juramento a la Bandera expresamos estos sentimientos, pero es menester que estén vivos en cada uno de nosotros, para reafirmar que todos nos debemos a México y estamos obligados a desarrollar las enormes tareas por la educación, por la salud, por la creación y preservación de empleos, por el avance de la ciencia, la seguridad pública y la justicia.
Al realizar nuestra labor miremos de frente a las necesidades sociales y los retos que éstas implican. Grandes requerimientos para la formación y educación de las nuevas generaciones, y en general, de la población que debe luchar por mejorar sus niveles de vida.
Nadie nos puede ser ajeno. Si hablamos de unidad de los mexicanos y la Bandera Nacional es nuestro símbolo, entonces no podemos partir de la base de la individualidad, la indiferencia, ni de que somos ajenos a los demás integrantes de nuestra comunidad, sobre todo, los más vulnerables.
Por ello, es plenamente simbólica nuestra Bandera y exige congruencia de nuestra parte, cuando prometemos ser siempre fieles a los principios de libertad y justicia que hacen de nuestra patria, la Nación independiente, humana y generosa, a la que entregamos nuestra existencia.
Es tiempo pues, de reflexión y de reforzar convicciones. Todos conocemos los límites de nuestras fuerzas y el carácter de nuestra definición. México reclama ahora nuestra unidad y que creamos firmemente en ella. Los tiempos actuales, dada la complejidad de los problemas, requieren que nos entreguemos completamente a nuestra labor, con energía, prudencia y sobre todo con sentido de justicia, y esta es la única forma en la que podremos, mediante el trabajo de todos, elevar la legitimación social de los juzgadores y al final del camino, sentir que cumplimos al límite de nuestras capacidades, con nuestro juramento.
Mi agradecimiento a todos Ustedes por la amabilidad de su atención y en este momento haré entrega de reconocimiento al Lic. Álvaro Ibáñez Doria, Presidente del Instituto Mexicano de Investigaciones Cívico Culturales, por haber hecho realidad esta magnífica exposición que inauguramos gracias al convenio celebrado con la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia.